Aunque la Navidad es un tiempo de celebraciones, fiestas y alegría, es pasar de una rutina a otra. Y en medio de todo este bullicio, hay momentos en los que nos sentimos más solos que nunca porque echamos en falta a un ser querido, o porque la forma tradicional de celebrar las fiestas nos cansa y aburre o simplemente no tenemos ganas de aguantar al familiar de turno, al compañero graciosillo de la oficina durante la cena de empresa o a aquel que durante todo el año nos ha estado haciendo la vida imposible y con el que inevitablemente vamos a coincidir. Lo peor de todo es que además hay que aparentar ser feliz.

Ya es navidad otra vez

A lo mejor no tenemos en cuenta que los que nos rodean piensan igual, y que nosotros podemos cambiar la forma de cómo queremos pasar estas fechas, solo tenemos que encontrar que nos gusta hacer y proponer planes alternativos que nos haga disfrutar a todos.

Por ejemplo a los compañeros de trabajo, en lugar de la típica comida o cena de Navidad, podemos proponerles hacer juegos de equipo como competiciones deportivas o ir a un paintball,  estos juegos unen al grupo y nos permite relacionarnos con aquellos que tratamos menos. Otra opción puede ser contratar a una empresa de animación (las hay también para adultos y son francamente divertidas) antes de la comida de Navidad, o que esta sea en un lugar inesperado que sorprenda a todos.

Con la familia o amigos una opción puede ser salir del ambiente en el que siempre nos movemos para ir a pasar unos días al campo o a la montaña en contacto con la naturaleza, o  tal vez, alquilar una casita en algún pueblo desconocido y averiguar las costumbres del lugar. Es un plan magnífico si además hay niños pequeños porque despierta la curiosidad en ellos y además los cansa un poco, que nunca viene mal, y sano también para los mayores porque nos obliga a movernos y no dejar que todos los dulces que comamos se nos peguen en la tripa. Jugar al amigo invisible ya es una costumbre establecida en muchas casas, pero podemos mejorarlo si junto con el regalo, damos una tarjeta diciéndole a quien nos haya tocado algo que nos guste de ella y que no nos hayamos atrevido a decirle nunca, o algo gracioso o entrañable que haya pasado durante el año, seguro que será un recuerdo imborrable.

Muchas veces pasamos horas buscando algo que regalar a nuestros seres queridos sin caer en la cuenta que el mejor regalo que podemos hacer somos nosotros mismos, dedicarle tiempo a esas personas que vemos poco, sin agobios porque hay tiempo para todo, y alegre porque no estamos haciendo mucho mejor si además estamo haciendo lo que nos gusta nos permitirá disfrutar de estos días.

Probablemente ninguna de las ideas que he dado son válidas en tú caso, pero seguro que encuentras alguna actividad que se puede adaptar a ti y a los tuyos que os pueden hacer pasar unas Navidades diferentes e inolvidables.

Y no olvides que poner una sonrisa, felicitar la Navidad o regalar una tarjeta no hace daño a nadie y alegra a muchos: compañeros, vecinos, amigos…