Llega el calor y algo que es importante durante todo el año, hidratarse bien antes de hacer ejercicio, se convierte en esencial. El agua es tan importante para el cuerpo que un desequilibrio de tan solo un 10% puede producir graves daños al organismo.

Si es importante la hidratación en todos los deportes, como en nuestra vida diaría, aún lo es más en los de resistencia, ya que pasamos mucho tiempo esforzándonos y perdiendo electrolitos: la mayor cantidad de agua se almacena en el músculo (72% de su peso es agua), conteniendo en cambio el tejido graso una proporción bastante menor. Aproximadamente el 80% de la energía producida para la contracción muscular se libera en forma de calor. Nuestro organismo debe eliminar esa gran cantidad de calor para que no se produzca un aumento de la temperatura corporal, lo que consigue sudando, lo que por una lado enfría el cuerpo, y por otro provoca una importante pérdida de líquidos.

Una adecuada hidratación para la práctica deportiva debe empezar desde antes de empezar antes. Unos 500ml entre una y dos horas antes del ejercicio nos permiten empezar bien hidratado, ayudan  a que nuestra temperatura corporal no suba en exceso, y hace que notemos menos el esfuerzo que realizamos en el ejercicio. Además, si es una bebida deportiva que incluya hidratos de carbono nos ayuda a rellenar los depósitos de glucógeno que usaremos posteriormente.

Durante el ejercicio el objetivo es recuperar los electrolitos perdidos por el sudor, como hemos dicho antes muy importante en estos meses de calor especialmente en nuestra zona. Para esto no basta el agua, es necesaria una bebida que los aporte. También es importante saber que la sed no es un buen marcador en este caso: si esperamos a tener sed, ya estaremos en un desequilibrio electrolítico. Por ello es importante beber de manera continua, a razón de 200ml cada 30 minutos de ejercicio, así mantendremos un equilibro hídrico adecuado.

El Consejo Superior de Deportes nos ayuda a entender mejor que son los electrolitos: son partículas que ayudan a regular el equilibrio de los líquidos del organismo. Están en el plasma (parte líquida de la sangre) y en el sudor, en cantidades diferentes. Los más importantes son el sodio, cloro y potasio. Si no hay suficientes electrolitos se pueden producir síntomas de deficiencia, como calambres musculares, debilidad y apatía. El sudor secretado en la superficie de la piel contiene una gran variedad de electrolitos, siendo significativa la pérdida de alguno de ellos (sobre todo el sodio) cuando se producen grandes volúmenes de sudor.

Tras el ejercicio, también es momento de recuperar el líquido perdido. Una manera aproximada de conocerlo es pesándose antes y después del mismo, la diferencia nos dirá mucho del líquido que no hemos repuesto.

Como hemos visto, es mejor usar bebidas deportivas que agua en este proceso ya que están diseñadas para ayudarnos en la deshidratación y la fatiga muscular. Para ello constan en su composición de hidratos de carbono, electrolitos, y por supuesto, agua. Con ellas conseguimos

1) Aportar hidratos de carbono que mantengan una concentración adecuada de glucosa en sangre y retrasen el agotamiento de los depósitos de glucógeno, que es el alimento del músculo y lo que permite que este funcione.´

2) Reponer electrolitos

3) Reponer el agua que perdemos.

Cómo ves, evitar problemas derivados de la deshidratación es muy fácil. Como siempre, estamos a tu disposición para cualquier duda en tu farmacia de confianza.