Con el paso del tiempo, el cuerpo de la mujer va sufriendo cambios a todos los niveles debido fundamentalmente a una disminución de estrógenos y progesterona. Estos cambios se aceleran después de la menopausia. Hoy vamos a hablar de uno de estos procesos que por ser muy lento es difícil de detectar, o a lo mejor no le damos la importancia que puede llegar a tener, me refiero a la pérdida de masa muscular.

El mayor número de fibras musculares y el mayor grosor del músculo se alcanza entre los 20 y 30 años. A partir de esta edad, entre 40 y 70 años empieza una pérdida gradual de fibras musculares, que es aproximadamente del 8% por decenio. A partir de entonces, este valor se duplica, de forma que a los 80 años una persona sedentaria puede haber llegado a perder hasta el 40% de la masa muscular que tenía a los 30, esto conlleva una deficiente funcionalidad, es lo que conocemos como sarcopenia. La sarcopenia es un síndrome que se caracteriza por una pérdida de masa muscular esquelética progresiva y generalizada que implica pérdida de fuerza, y como consecuencia reducción de la movilidad e independencia además de una alteración en la recuperación. Este proceso está condicionado por muchos factores que pueden acelerarlo o ralentizarlo: sexo, alimentación, estilo de vida sedentario, práctica regular de deporte…

Como curiosidad, la sarcopenia se diferencia de la atrofia por desuso en el joven porque, en esta última, la disminución de masa muscular no va acompañada de una disminución en el número de fibras musculares ni en la fuerza.

La clave, como siempre, es la prevención

No hay duda de que lo mejor, siempre que sea posible, es prevenir, por eso hoy nos vamos a centrar en la mujer menopáusica, de unos 50 años aproximadamente, porque en este periodo nuestro cuerpo deja de sintetizar alrededor del 60% de los estrógenos y consecuentemente se ve gravemente alterado a muchos niveles. No vamos a hablar hoy de todos los síntomas que pueden aparecer como consecuencia de este descenso hormonal tan brusco, pero sí me ha llamado la atención saber que en los tres años posteriores a la menopausia se pierde gran parte de nuestro tejido magro y que este pasa a ser tejido graso intramuscular, de ahí que conforme van pasando los años veamos como nuestro cuerpo se va tornando cada vez más flácido. También me llama la atención saber lo fácil que puede ser prevenirlo.

La práctica diaria de algún deporte es la mejor manera de mantener los músculos a raya. No hace falta que sea una actividad física durísima y agotadora que haga desistir a los tres días. Se puede empezar realizando ejercicios aeróbicos que utilizan grupos de músculos grandes, como puede ser andar, correr, montar en bicicleta o nadar. Los ejercicios de resistencia y los de fuerza son los mejores para el tema que nos ocupa, hacer pesas aunque sea con bolsas de la compra de 1 o 2 kilos puede valer. También es muy adecuado el baile porque, además de aumentar la masa muscular, aporta flexibilidad a nuestro cuerpo. Cualquiera de estos ejercicios valdría, lo fundamental es comenzar poco a poco pero, sobre todo, no dejarlo.

Una alimentación adecuada en proteínas, vitamina D y calcio es tan importante como el deporte para conservar nuestra masa magra. Estudios demuestran que en algunas situaciones especiales, como puede ser durante la menopausia, son necesarios aportes adicionales de proteínas en suplementos nutricionales para mantener el tono muscular. Hoy en día se realizan muchas investigaciones en este campo y, recientemente, se ha encontrado un metabolito de la leucina, el HMB, que ha demostrado aumentar la síntesis proteica y lo que es más importante inhibir la proteolisis.

En la farmacia te podemos ayudar a elegir suplementos alimenticios según tus gustos, preferencias o necesidades, y así contribuir a que te encuentres menos cansada o fatigada para poder seguir con tu día a día, mejorando de esta forma tu calidad de vida. Y no te preocupes, está comprobado que la administración durante largos periodos de tiempo de estos suplementos es segura y eficaz.

Así que venga, si estás en ese momento de tú vida pásate por la farmacia y cuéntanos qué es lo que te pasa: estamos aquí para ayudarte.